Las políticas públicas sólidas y bien diseñadas pueden hacer la diferencia entre una comunidad que prospera y una que no. Pero para poder llegar a este punto, necesitamos de una serie de elementos que son básicos para logarlo, entre ellos los estudios especializados.
Por ejemplo, realizar estudios de factibilidad antes de diseñar e implementar una política pública nos permitirá saber si lo que vamos a hacer realmente está cubriendo una necesidad real en la comunidad, de la forma que se requiere y en el tiempo que se necesita.
Elegir bien al equipo que realizará los estudios es crucial, porque dependiendo el contexto podría necesitarse un geólogo, economista, financiero, sociólogo, entre otros profesionales que tienen la experiencia y el bagaje cultural necesarios para cumplir con tareas y objetivos muy específicos.
Finalmente, es necesario que los integrantes de la administración pública tengan la flexibilidad para dejarse guiar por lo que los expertos y datos duros indiquen, incluso si eso significa hacer cambios a lo que se tenía en mente de forma original, siempre teniendo como prioridad el bienestar ciudadano en el largo plazo.
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